Poemas, frases y más de Pablo Neruda

 


El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti”

― Pablo Neruda







Anhelo Su Boca, Su Voz, Su Pelo

Pablo Neruda
Anhelo Su Boca, Su Voz, Su Pelo

Anhelo su boca, su voz, su pelo. Silencioso y muerto de hambre, rondo
a través de las calles. El pan no me alimenta, amanecer me
interrumpe, yo busca todo el día para la medida líquida de sus pasos.

Tengo hambre de su risa lisa, sus manos el color de una cosecha
salvaje, hambre para las piedras pálidas de sus uñas, yo deseo comer
su piel como una almendra entera.

Deseo comer el rayo de sol que señala por medio de luces en su cuerpo
encantador, la nariz soberana de su cara arrogante, yo deseo comer la
cortina efímera de sus latigazos,

y establezco el paso alrededor de hambriento, oliendo el crepúsculo,
caza para usted, para su corazón caliente, como un puma en los
barrens de Quitratue.




"Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo."

Pablo Neruda

Poema XX.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y titilan, azules, los astros, a lo lejos.”

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda, de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)



“Y si no das más,
tan sólo encuentra lo que hay en tus manos,
piensa que dar amor nunca es en vano.
Sigue adelante sin mirar atrás”
― Pablo Neruda



Ansiedad de piloto
Furia de buzo ciego
Turbia embriaguez de amor
Todo en ti fue naufragio
En la infancia de niebla mi alma alada y herida


Pablo Neruda

La canción desesperada
Canción de Pablo Neruda


Letras


Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy
El río anuda al mar su lamento obstinado
Abandonado como los muelles en el alba
Es la hora de partir
Oh abandonado
Sobre mi corazón llueven frías corolas
Oh sentina de escombros
Feroz cueva de náufragos
En ti se acumularon las guerras y los vuelos
De ti alzaron las alas los pájaros del canto
Todo te lo tragaste, como la lejanía
Como el mar, como el tiempo
Todo en ti fue naufragio
Era la alegre hora del asalto y el beso
La hora del estupor que ardía como un faro
Ansiedad de piloto
Furia de buzo ciego
Turbia embriaguez de amor
Todo en ti fue naufragio
En la infancia de niebla mi alma alada y herida
Descubridor perdido
Todo en ti fue naufragio
Te ceñiste al dolor
Te agarraste al deseo
Te tumbó la tristeza
Todo en ti fue naufragio
Hice retroceder la muralla de sombra
Anduve más allá del deseo y del acto
Oh carne, carne mía
Mujer que amé y perdí
A ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto
Como un vaso albergaste la infinita ternura
Y el infinito olvido te trizó como a un vaso
Era la negra, negra soledad de las islas
Y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta
Era el duelo y las ruinas
Y tú fuiste el milagro
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
En la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos
Mi deseo de ti
Fue el más terrible y corto
El más revuelto y ebrio
El más tirante y ávido
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas
Aún los racimos arden picoteados de pájaros
Oh la boca mordida
Oh los besados miembros
Oh los hambrientos dientes
Oh los cuerpos trenzados
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
En que nos anudamos y nos desesperamos
Y la ternura, leve como el agua y la harina
Y la palabra apenas comenzada en los labios
Ese fue mi destino
Y en él viajó mi anhelo
Y en el cayó mi anhelo
Todo en ti fue naufragio
Oh sentina de escombros
En ti todo caía
¿Qué dolor no exprimiste?
¿Qué olas no te ahogaron?
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
De pie como un marino en la proa de un barco
Aún floreciste en cantos
Aún rompiste en corrientes
Oh sentina de escombros
Pozo abierto y amargo
Pálido buzo ciego
Desventurado hondero
Descubridor perdido
Todo en ti fue naufragio
Es la hora de partir
La dura y fría hora
Que la noche sujeta a todo horario
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa
Surgen frías estrellas
Emigran negros pájaros
Abandonado como los muelles en el alba
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos
Ah más allá de todo
Ah más allá de todo
Es la hora de partir
Oh abandonado






La poesía nace del dolor. La alegría es un fin en sí misma.
Pablo Neruda



Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.”

― Pablo Neruda




Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Poema 10 de Pablo Neruda ( 20 poemas de amor y una canción desesperada)

Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.

Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.

Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.