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Poemas, frases y más de Alfonsina Storni

 


Alfonsina Storni

(Capriasca, Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) Poetisa argentina de origen suizo. Alfonsina Storni pasó a ocupar un lugar destacado en el panorama literario hispanoamericano por la fuerza con que aparece en sus versos la afirmación de una mirada femenina sobre el mundo. Junto a la chilena Gabriela Mistral y la uruguaya Juana de Ibarbourou, contemporáneas suyas, conformó la primera avanzadilla en la lucha de las mujeres por ocupar lugares de reconocimiento en los espacios de la literatura de América.



Alfonsina Storni

A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina, y residió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Se graduó como maestra, ejerció en la ciudad de Rosario y allí publicó poemas en las revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Se trasladó luego a Buenos Aires y fue docente en el Teatro Infantil Lavardén y en la Escuela Normal de Lenguas Vivas.

En 1917 fue nombrada maestra directora del internado de Marcos Paz. Por esa época comenzó Alfonsina Storni a frecuentar los círculos literarios y dictó conferencias en Buenos Aires y Montevideo; colaboró en las publicaciones Caras y Caretas, Nosotros, Atlántida, La Nota y en el periódico La Nación. Compartió además la vida artística y cultural del grupo Anaconda con Horacio Quiroga y Enrique Amorín y obtuvo varios premios literarios.

En la década de 1930 viajó a Europa y participó de las reuniones del grupo Signos, donde asistían figuras importantes de las letras como Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna. En 1938 participó en el homenaje que la Universidad de Montevideo brindó a las tres grandes poetisas de América: Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y ella misma. Víctima de una enfermedad terminal, el 25 de octubre de ese mismo año decidió suicidarse en Mar del Plata.

Madre soltera, hecho que no era aceptable en su época, Alfonsina Storni fue sin embargo la primera mujer reconocida entre los mayores escritores de aquel tiempo. Su trayectoria literaria evolucionó desde el romanticismo hacia el intimismo sintomático del modernismo crepuscular para desembocar en la vanguardia. El rasgo más característico de su producción fue un feminismo combativo en la línea que se observa en el poema Tú me quieres blanca, el cual se halla motivado por las relaciones problemáticas con el hombre, decisivas en la vida de la poetisa.

La obra poética de Alfonsina Storni se divide en dos etapas: a la primera, caracterizada por la influencia de los románticos y modernistas, corresponden La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), Languidez (1920) y Ocre (1920). La segunda etapa, caracterizada por una visión oscura, irónica y angustiosa, se manifiesta en Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).

Storni hizo también incursiones en la dramaturgia: en 1927 estrenó en el Teatro Cervantes El amo del mundo, y en 1931 aparecieron Dos farsas pirotécnicas, que incluían Cimbellina en 1900 y pico y Polixena y la cocinerita. En 1950 se editó Teatro infantil, pero varias de sus obras para niños permanecen inéditas. En 1936 colaboró en el IV Centenario de la fundación de Buenos Aires con el ensayo Desovillando la raíz porteña.





¿Cómo decir este deseo de alma?

¿Cómo decir este deseo de alma?
Un deseo divino me devora,
pretendo hablar, pero se rompe y llora
esto que llevo adentro y no se calma
.

Pretendo hablar, pero se rompe y llora
lo que muere al nacer dentro del alma.
¿Cómo decir el mal que me devora
el mal que me devora y no se calma?

Y así pasan los días por el alma,
y así en su daño obsesionada, llora:
¿ Cómo decir el mal que me devora,
el mal que me devora y no se calma?






“Selvas tengo en el corazón; árboles gruesos prietos de ramas; yuyos, retamas, flores de malvón, pájaros en las ramas, todo eso tengo en mi corazón.”




"La primavera dulce que me enseñara a amarte, la primavera misma que me ayudó a lograrte"
. Alfonsina Storni




¡Ay!


Alfonsina Storni


Seré en tus manos una copa fina
pronta a sonar cuando vibrarla quieras…
Destilarán en ella primaveras,
reflejará la luz que te ilumina.

Seré en tus manos una copa fina.
Habrás en ella una bebida suave,
nunca más dulce, pues piedad le dona;
licor que no hace mal y el mal perdona,
dulce licor que de las cosas sabe…

Habrás en ella una bebida suave.
Un día oscuro, entre tus dedos largos
será oprimido su cristal fulgente
y caerá en pedazos buenamente
la fina copa que te dio letargos;
¡un día oscuro, entre tus dedos largos!

Cristal informe sobre el duro suelo
no ha de ser turbio porque está quebrado:
reflejará la beatitud del cielo;
pobre cristal sobre tus pies tirado;
cristal informe sobre el duro suelo.
Daño tan grande Dios te lo perdone:
manos benditas las que así lo quiebren,
rosas y lirios para nunca enhebren,
dulzura eterna su impiedad le abone.
Daño tan grande Dios te lo perdone…





Nada

El día que te acerques
Vendrán mujeres muchas,
Vendrán morenas bellas
Y vendrán dulces rubias

A disputarte; y ellas
harán, con donosura;
Tu elogio, por lograrte,
Sin acertar ninguna.
Y yo no tendré miedo
De morenas ni rubias
Pues cerraré los ojos
Y te diré- Soy tuya

Alfonsina Storni







Quiero un amor feroz de garra y diente…


Alfonsina Storni


Quiero un amor feroz de garra y diente
Que me asalte a traición en pleno día,
Y que sofoque esta soberbia mía,
Este orgullo de ser todo pudiente.

Quiero un amor feroz de garra y diente
Que en carne viva inicie mi sangría,
A ver si acaba esta melancolía
Que me corrompe el alma lentamente.

Quiero un amor que sea una tormenta,
Que todo rompe y lo remueve todo
Porque vigor profundo la alimenta.

Que pueda reanimarse allí mi lodo,
mi pobre lodo de animal cansado,
Por viejas sendas, de rodar, hastiado.






Quisiera esta tarde divina de octubre…


Alfonsina Storni


Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar…

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

Poemas, frase y más de Alejandra Pizarnik

Alejandra Pizarnik


(Buenos Aires, 1936 - id., 1972) Poetisa argentina. Su obra poética, que se inscribe en la corriente neosurrealista, manifiesta un espíritu de rebeldía que linda con el autoaniquilamiento. Entre sus títulos más destacados figuran La tierra más ajena (1955), Árbol de Diana (1962) y Extracción de la piedra de locura (1968).

Alejandra Pizarnik

Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes rusos que perdió su apellido original, Pozharnik, al instalarse en Argentina. Después de cursar estudios de filosofía y periodismo, que no terminó, Pizarnik comenzó su formación artística de la mano del pintor surrealista Juan Batlle Planas. Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde trabajó para la revista Cuadernos, realizó traducciones y críticas literarias y prosiguió su formación en la prestigiosa universidad de La Sorbona; formó parte asimismo del comité de colaboradores extranjeros de Les Lettres Nouvelles y de otras revistas europeas y latinoamericanas. Durante sus años en Francia comenzó su amistad con el escritor Julio Cortázar y con el poeta mexicano Octavio Paz, que escribió el prólogo de su libro de poemas Árbol de Diana (1962).

De regreso a Argentina publicó algunas de sus obras más destacadas; su valía se vio reconocida con la concesión de las prestigiosas becas Guggenheim (1969) y Fullbright (1971), que sin embargo no llegó a completar. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por serias crisis depresivas que la llevaron a intentar suicidarse en varias ocasiones. Pasó sus últimos meses internada en un centro psiquiátrico bonaerense; el 25 de septiembre de 1972, en el transcurso de un fin de semana de permiso que pasó en su casa, terminó con su vida con una sobredosis de seconal sódico. Tenía 36 años.

Había publicado sus primeros libros en los cincuenta, pero sólo a partir de Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965) y Extracción de la piedra de la locura (1968), encontró Alejandra Pizarnik su tono más personal, tributario al mismo tiempo del automatismo surrealista y de la voluntad de exactitud racional. En esa tensión se mueven estos poemas deliberadamente carentes de énfasis y muchas veces hasta carentes de forma, como anotaciones alusivas y herméticas de un diario personal. Su poesía, siempre intensa, a veces lúdica y a veces visionaria, se caracterizó por la libertad y la autonomía creativa.

Su obra lírica comprende siete poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Después de su muerte se prepararon distintas ediciones de sus obras, entre las que destaca Textos de sombra y últimos poemas (1982), que incluye la obra teatral Los poseídos entre lilas y la novela La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa. También póstumamente fue reeditado el conjunto de sus textos en el volumen Obras completas (1994); sus cartas quedaron recogidas en Correspondencia (1998).



"merece un amor menos salvaje y temible e inútil que el tuyo."


"Cúrame de tus ojos que merecen un amor más articulado y bello que el que no me deja respirar en estos instantes."

Sábado, 18 de agosto [1962]

[…]

¿Qué soledad es ésta, llena de otro, con sus ojos y sus manos y sus cabellos poblando la aparente soledad de tu noche? Estás sola, escribiendo. Pero no estás sola. Aventura mágica, atroz. Ni siquiera escribes para ti. Su ausencia es un pretexto para que tú lo ames como quieras en esta habitación desolada en ruinas. Si viniera una sola vez, si una sola vez estuviera junto a ti, hablando de cosas posibles de ver y de tocar, tú no amarías de esta manera acabada y perfecta. Pero como no viene estás atada —cuerdas entre sus ojos y los míos, entre sus manos y las mías, entre su sexo y el mío— su persona maravillosa que siempre ves delante de un resplandor penoso y lo ves perfectamente y lo amas y sabes que cuando sonría a miles de kilómetros en algún sitio lleno de humo y de música, el rostro de quien está con él se esfumará y será el negativo de una fotografía porque en verdad te sonríe a ti —su sonrisa atraviesa paredes y distancias (estás retribuyéndole la sonrisa mientras escribes, mientras le escribes)—, y te preguntas cómo podrás mirar sus ojos cerca del mar y qué le dirás, porque habrá otra gente entre tú y él y tú sabrás o no sabrás ocultar tu delirio por su mirada que merece un amor menos salvaje y temible e inútil que el tuyo. Porque puede calcular sus respuestas verbales o físicas en la soledad de tu cuarto, puedes amarlo u odiarlo en la desierta extensión de tu amor sin desenlace, pero no puedes predecir sus miradas, sus sonrisas, sus ademanes de placer o de disgusto cuando lo mires con tus ojos heroicos y harapientos. A veces quisieras construirle un palacio con las piedras que arrancarías con las manos llenas de sangre de los lugares más bellos y lejanos y a veces quisieras insultarlo a los gritos y bailar sobre su cadáver y decirle: “Si estuvieras muerto escupiría tus ojos, aun muerto te insultaría y te golpearía porque me has dejado tanto tiempo sola, debajo de una alcantarilla, amándote perversamente en lo más bajo de una soledad grotesca y pestilente, hecha de tu cuerpo invisible y de mi deseo por ti que sólo morirá conmigo”. Aun así, te amaré y me arrojaré sobre ti, te obligaré a todas las posturas posibles e imposibles de un acto amoroso que necesitará cumplirse, aquí abajo o en donde quieran, pero que se realizará por designio mágico, porque hasta un idiota como quien te ama comprende que en este mundo inmundo tanto deseo ha de cumplirse, en la tierra o en el cielo, según sea tu voluntad, amor mío. Pero no dejes que te odie: pensar en ti con odio es respirar agujas oxidadas. Cúrame de ti. Cúrame de tus ojos que merecen un amor más articulado y bello que el que no me deja respirar en estos instantes. Déjame llorar en tu hombro, acaríciame la cara, ruégame que sea sana y prudente y sensata y sálvame de mi locura por ti. Esto es fácil de pedir, así, por escrito. Pero tú nunca me leerás. Por eso, cuando me veas, dentro de unos días, hostil enemiga o demasiado servil o huyendo de ti para irme con otro en la noche de las sustituciones, tienes que saber que lo hago por ti, porque apenas conozco tu lengua y no sabría hallar las palabras que te [dijeran] informaran que vives en mí y mueres conmigo, cada noche. Y aunque hablara tu lengua, aunque tú hablaras la mía, los dos sabemos que no se trata de gramática ni de riqueza de vocabulario. Lo que nos sucede está tan lejos que achacar a la lengua lo que no sería posible decir en ninguna es una cosa risible, digna de quien está en un estado vertiginoso y apremiante como yo. Y cuánto me hace querer morir la sospecha de que me llorarás. Y estar en agonía, llamándote, y que vengas —quién se niega a tu último llamado; no tú, con tu bondad sin límites—, y que vengas a comprobar mi amor absoluto, cifrado en tu nombre que pronunciaría como una santa el de Dios. Y tú me besas —por una vez— y me hablas con tu voz que no imagino cerca del mar. Pero no es así; mi cuerpo es joven, ingenuamente sano, y mi sexo se abre y se cierra, aletea infinitamente como una paloma petrificada en el momento del arrullo que así se quedó y lo emite para siempre. Angustia del sexo abriéndose y cerrándose a la espera del tuyo que no vendrá, labios funestos que no dejan de susurrar su clamor fálico. A veces me toco, cierro los ojos y me digo: Es tu mano. Imposible el orgasmo a larga distancia. Quiero lo tuyo y lo digo. No me consuelan los otros, nadie me consolará nunca. Quiero tu sexo y lo digo, quiero dormir contigo y lo digo. Quiero hundirme en tu abrazo —una sola vez siquiera— y gemir al unísono contigo, mi lengua en la tuya, en el silencio de la noche que ya no será noche sino una isla de perfumes y delicias apenas soportables en las que necesitaré de toda mi inocencia y de toda mi perversidad y de un coraje inaudito para sobrellevar tanta dicha —que no sé imaginar pero que será (lo presiento) infinitamente más terrible que tu ausencia de ahora, que mi angustia de ahora, en esta noche en que te amo tanto y en que te odio porque no vienes.



1. Éstas son las versiones que nos propone: un agujero, una pared que tiembla...

2. Cuídate de mí, amor mío.

3. Danzando como palabras en la boca del mudo.

4. Ella tiene miedo de no saber nombrar lo que no existe.

5. Muere de muerte lejana la que ama al viento.

6. Memoria iluminada, galería donde vaga la sombra de lo que espero.

7. Estas palabras como piedras preciosas.

8. Yo y la que fui nos sentamos en el umbral de mi mirada.

9. Su despertar de mano repirando, de flor que se abre al viento.

10. Explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome.

11. Miedo de ser dos.

12. Alguien en mí dormido me come y me bebe.

13. Extraño no ejercer más oficio de recién llegada.

14. Has terminado sola lo que nadie comenzó.

15. Como un poema enterado del silencio de las cosas hablas para no verme.

16. Cuando vea los ojos que tengo en los míos tatuados.

17. Dice que el amor es muerte es miedo.

18. Dice que la muerte es miedo es amor.

19. Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo.

20. La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.

21. Un agujero en la noche súbitamente invadido por un ángel.

22. Alguna vez me iré sin quedarme. Me iré como quien se va.

23. La pequeña viajera moría explicando su muerte.

24. Más allá de cualquier zona prohibida hay un espejo para nuestra triste transparencia.

25. Este canto me desmiente, me amordaza.






"Señor
La jaula se ha vuelto pájaro y ha devorado mis esperanzas"



El despertar



a León Ostrov

Señor
la jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
el aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada
(...)

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo




"Necesito de toda mi inocencia, de toda mi maldad para sobrellevar mi desnudez ardiente."




«Dile que los suspiros del mar Humedecen las únicas palabras Por las que vale la pena vivir»

«La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos»

«¿Qué deseaba yo? Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo»

«Ella es una prueba más de que la libertad absoluta de la criatura humana es horrible»

«Señor, la jaula se ha vuelto pájaro»

«Esta manía de saberme ángel, sin edad, sin muerte en qué vivirme, sin piedad por mi nombre ni por mis huesos que lloran vagando»

«Te remuerden los días te culpan las noches te duele la vida tanto tanto desesperada, ¿adónde vas? desesperada ¡nada más!»

«Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo, la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos»

«¿Y si nos vamos anticipando de sonrisa en sonrisa hasta la última esperanza?»

«Explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome»

«Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda»(Ver atículo: Aristóteles Onassis)


«Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos»

«Inútil explicar mis silencios. En el fondo de mí hay siempre una espera primitiva de un cambio mágico»

«¿No te da miedo la locura? —¡Por favor! Es lo único maravilloso en esta sucia vida de mierda»

«Y nadie o casi nadie es amado de la manera en que yo lo deseo —exceptuando algunos perros»

«Estoy ebria de soledad, de espera, de deseos abstractos, de entidades llenas de designios mágicos. ¡Qué noche para morir! ¡Qué instante para hacer el amor!»

«Una muchacha en llamas al borde de la noche»„mi rostro? un cero disimulado»

«Como la boca llena de risa, como el sexo lleno de semen»

«Fue como darme un diploma de Neurótica honoris causa»




«Porque nadie tiene más sed de tierra, de sangre y de sexualidad feroz que estas criaturas que habitan los fríos espejos»

«Miras como yo: con los ojos y con las manos y con el sexo y con el alma mientras la memoria hecha de piel de tambor bate ritmos cada vez más urgentes, que en verdad son llamadas, que en verdad son plegarias tácitas hechas de un silencio alborotado en donde las cosas corren y mi amor corre y todo en mí es un agua precipitada, absolutamente loca y ardiente»

«Pero dentro de mí todo es tan áspero, tan espinoso»

«Me alimento de música y de agua negra. Soy tu niña calcinada por un sueño implacable»

«¿Qué soledad es ésta, llena de otro, con sus ojos y sus manos y sus cabellos poblando la aparente soledad de tu noche?»

«Fiesta de la autodestrucción —imposible, imposible cualquier cosa, todo imposible, imposible el amor, todo imposible»

«Seguirás siendo alguien muy ridícula, muy melancólica, pintoresca y graciosa durante unos minutos, fatigante y atrozmente aburrida en la convivencia diaria»

«Ahora, en esta hora inocente yo y la que fui nos sentamos en el umbral de mi mirada»

«Necesito de toda mi inocencia, de toda mi maldad para sobrellevar mi desnudez ardiente»

«Nadie más espantada que yo, más empantanada, con mis hermosos sentimientos y mi fabulosa sensibilidad»




«Porque —oh viejo hermoso Sigmund Freud— la ciencia psicoanalítica se olvidó la llave en algún lado: abrir se abre pero ¿ cómo cerrar la herida?»

«Pero hace tanta soledad que las palabras se suicidan»

«Tan extranjera, tan sin patria, sin lengua natal. Los que decían: hablaban al menos, en plural»

«Adagio japonés sobre la poesía como pintura dotada de voz»

«¡Tanta vida Señor!/ ¿Para qué tanta vida?»

«La realidad nos ha olvidado y lo malo es que uno no se muere de eso»

«Cada vez que te sonreía como dices, sentías que te ponían en tu lugar. Sin duda el sufrimiento era atroz pero también era como un retorno. La hija pródiga en la casa del tormento»

«Las palabras/ no hacen el amor/ hacen la ausencia/ si digo agua ¿beberé?/ si digo pan ¿comeré?»

«Tan dolorida, tan pero tan dolorida que se sentía estallar»

«Nada más intenso que el terror de perder la identidad»

«¿Y quién no posee un fuego, una muerte,/ un miedo, algo horrible,/ aunque fuere con plumas,/ aunque fuere con sonrisas?»

«Ese encuentro es El Poema tal como lo sueño y tal como jamás lo escribiré y tal como nadie lo escribió nunca»

«Alguien en mí se quema»

«Elevo los brazos y caigo en el vacío. ¿Qué hacer? ¿Qué vivir? ¿Cuánto? ¿Cómo? ¿Dónde? Y… ¿por qué»

«Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte»

«¿Cómo no me suicido frente a un espejo/ y desaparezco para reaparecer en el mar/ donde un gran barco esperaría/ con las luces encendidas?»

«Toda la noche espero que mi lenguaje logre configurarme»

«Tampoco creo en la moral: la moral es la gramática del deseo»

«Buscar. No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene»

«La verdad: trabajar para vivir es más idiota que vivir. Me pregunto quién inventó la expresión «ganarse la vida» como sinónimo de «trabajar». En dónde está ese idiota»




«La soledad es no poder decirla»

«La jaula se ha vuelto pájaro y ha devorado mis esperanzas»

«Como sólo puedo amar yo: con una desesperación sin límites, sin esperanza, suicidamente, dementemente, estérilmente. como quien sueña que tiene hambre y se despierta y llora de sed como quien sueña que tiene sed y se despierta y llora de hambre»

«Cúrame del vacío»

«No [poder] querer más vivir sin saber qué vive en lugar mío ni escribir si para herirme la vida toma formas tan extrañas»(Ver artículo: Joan Miró)


«¿qué esperar?, ¿cuándo?, ¿hasta dónde?, ¿por qué?, ¿para qué? Su interior se deshacía paulatinamente como un grifo mal construido. Algo goteaba horrorosas partículas de dolor. Algo, algo»

«Merece un amor menos salvaje y temible e inútil que el tuyo»

«La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante»

«El lujurioso, el voluptuoso, el lúbrico, el mórbido y el lascivo. Mi mano es el espejo de la matadora»

«Mi desorden es atroz»

«La poesía no es una carrera; es un destino»

«Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica»

«Mi persona está herida/ mi primera persona del singular»

«Tan extranjera, tan sin patria, sin lengua natal. Los que decían: y era nuestra herencia una red de agujeros, hablaban, al menos, en plural»

«¡Siempre lo mismo! ¡Siempre hay que aparentar la posesión de un fin! ¡Siempre el camino rectamente marcado!»

«No estoy de acuerdo. Hay que luchar contra todas las injusticias. —¿Querés más injusticia que vos y yo hablando día y noche del suicidio? —Pero nosotras somos intelectuales»

«Las sombras esconden varios puntos oscuros que giran y giran entre tus ojos mi pluma retarda el TÚ anhelante mi sien late mil veces TU nombre»

«Aunque ser mujer no me impide escribir, creo que vale la pena partir de una lucidez exasperada. De este modo, afirmo que haber nacido mujer es una desgracia, como lo es ser judío, ser pobre, ser negro, ser homosexual, ser poeta, ser argentino, etc. Claro es que lo importante es aquello que hacemos con nuestras desgracias»




«Necesito prepararme. Y tengo que hacer artículos como si ya estuviese preparada. Por eso esta perpetua sensación de estar engañando»

«Una es de otra parte,/ ellos se casan,/ procrean,/ veranean,/ tienen horarios,/ no se asustan por la tenebrosa/ ambigüedad del lenguaje»

«Lo que pasa con el alma es que no se ve/ lo que pasa con la mente es que no se ve/ lo que pasa con el espíritu es que no se ve/ ¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?/ ninguna palabra es visible»

«Los muebles crujen. El cuerpo. La necesidad de darlo, la de amar» 


«Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo»

«Lo malo de la vida es que no es lo que creemos pero tampoco lo contrario»




"Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.
Recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres tú."

Nota: "En los tres versos el Yo lírico está regalando algo que no hay, que no existe. Se podría también decir que se está deshaciendo de algo que nunca ha recibido. Aquí se denota una ruptura de intercambio porque en el amor correspondido existe una dinámica de dar y recibir que en este poema no puede llevarse a cabo."








"Debo decirme, por milésima vez, que solo me enamora lo imposible y lo lejano."

Poemas, frases y más de Jorge Luis Borges

 

“La amistad no necesita frecuencia, el amor sí; la amistad puede prescindir de frecuencia, el amor, en cambio, está lleno de ansiedades, de dudas, donde la falta de frecuencia puede ser terrible. 

Yo tengo amigos íntimos que los veo tres o cuatro veces al año.”

-Jorge Luis Borges




“El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta 'el modo imperativo'. ... La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”.




Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.






Amorosa anticipación


Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso
como el mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes,
Arrojado a quietud
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por vez primera, quizá,
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo
sin el amor, sin mí.








El Amenazado


Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

"Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde."



"La guerra, como la mujer, sirve para probar a los hombres"




La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.

Poemas, frases y más de Pablo Neruda

 


El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti”

― Pablo Neruda







Anhelo Su Boca, Su Voz, Su Pelo

Pablo Neruda
Anhelo Su Boca, Su Voz, Su Pelo

Anhelo su boca, su voz, su pelo. Silencioso y muerto de hambre, rondo
a través de las calles. El pan no me alimenta, amanecer me
interrumpe, yo busca todo el día para la medida líquida de sus pasos.

Tengo hambre de su risa lisa, sus manos el color de una cosecha
salvaje, hambre para las piedras pálidas de sus uñas, yo deseo comer
su piel como una almendra entera.

Deseo comer el rayo de sol que señala por medio de luces en su cuerpo
encantador, la nariz soberana de su cara arrogante, yo deseo comer la
cortina efímera de sus latigazos,

y establezco el paso alrededor de hambriento, oliendo el crepúsculo,
caza para usted, para su corazón caliente, como un puma en los
barrens de Quitratue.




"Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo."

Pablo Neruda

Poema XX.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y titilan, azules, los astros, a lo lejos.”

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda, de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)



“Y si no das más,
tan sólo encuentra lo que hay en tus manos,
piensa que dar amor nunca es en vano.
Sigue adelante sin mirar atrás”
― Pablo Neruda



Ansiedad de piloto
Furia de buzo ciego
Turbia embriaguez de amor
Todo en ti fue naufragio
En la infancia de niebla mi alma alada y herida


Pablo Neruda

La canción desesperada
Canción de Pablo Neruda


Letras


Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy
El río anuda al mar su lamento obstinado
Abandonado como los muelles en el alba
Es la hora de partir
Oh abandonado
Sobre mi corazón llueven frías corolas
Oh sentina de escombros
Feroz cueva de náufragos
En ti se acumularon las guerras y los vuelos
De ti alzaron las alas los pájaros del canto
Todo te lo tragaste, como la lejanía
Como el mar, como el tiempo
Todo en ti fue naufragio
Era la alegre hora del asalto y el beso
La hora del estupor que ardía como un faro
Ansiedad de piloto
Furia de buzo ciego
Turbia embriaguez de amor
Todo en ti fue naufragio
En la infancia de niebla mi alma alada y herida
Descubridor perdido
Todo en ti fue naufragio
Te ceñiste al dolor
Te agarraste al deseo
Te tumbó la tristeza
Todo en ti fue naufragio
Hice retroceder la muralla de sombra
Anduve más allá del deseo y del acto
Oh carne, carne mía
Mujer que amé y perdí
A ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto
Como un vaso albergaste la infinita ternura
Y el infinito olvido te trizó como a un vaso
Era la negra, negra soledad de las islas
Y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta
Era el duelo y las ruinas
Y tú fuiste el milagro
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
En la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos
Mi deseo de ti
Fue el más terrible y corto
El más revuelto y ebrio
El más tirante y ávido
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas
Aún los racimos arden picoteados de pájaros
Oh la boca mordida
Oh los besados miembros
Oh los hambrientos dientes
Oh los cuerpos trenzados
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
En que nos anudamos y nos desesperamos
Y la ternura, leve como el agua y la harina
Y la palabra apenas comenzada en los labios
Ese fue mi destino
Y en él viajó mi anhelo
Y en el cayó mi anhelo
Todo en ti fue naufragio
Oh sentina de escombros
En ti todo caía
¿Qué dolor no exprimiste?
¿Qué olas no te ahogaron?
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
De pie como un marino en la proa de un barco
Aún floreciste en cantos
Aún rompiste en corrientes
Oh sentina de escombros
Pozo abierto y amargo
Pálido buzo ciego
Desventurado hondero
Descubridor perdido
Todo en ti fue naufragio
Es la hora de partir
La dura y fría hora
Que la noche sujeta a todo horario
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa
Surgen frías estrellas
Emigran negros pájaros
Abandonado como los muelles en el alba
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos
Ah más allá de todo
Ah más allá de todo
Es la hora de partir
Oh abandonado






La poesía nace del dolor. La alegría es un fin en sí misma.
Pablo Neruda



Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.”

― Pablo Neruda




Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Poema 10 de Pablo Neruda ( 20 poemas de amor y una canción desesperada)

Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.

Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.

Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.


Poemas y frases y más de Julio Cortázar


Julio Cortázar


BIOGRAFÍA:
Julio Cortázar nació el 26 de Agosto de 1914 en Bruselas (Bélgica).

Fue un escritor de nacionalidad argentina que está considerado como uno de los mayores exponentes que ha dado la lengua castellana. Sus contribuciones literarias consisten sobre todo en mostrar el camino hacia un nuevo modo de escribir narrativa, liberando al autor de muchos corsés que imperaban hasta el momento, como la imposición de mantener una línea temporal o de usar un único narrador. Sus textos se caracterizan por estar escritos en una prosa poética y arrebatadora, debatiéndose a menudo entre la realidad y la ficción. Autor de magníficas novelas, son todavía mejores sus cuentos, alcanzando la maestría cuando se trata de textos breves.

Residió durante la mayor parte de su vida en Argentina, aunque vivió también en Italia, España, Suiza y París. Trabajó como profesor de Literatura y más adelante como traductor de la UNESCO y de libros de otros autores (Edgar Allan Poe, etc), oficio en el que destacó profesionalmente. Colabora en varias publicaciones enviando cuentos y poemas. Fue uno de los intelectuales de su época que más se involucró en la política latinoamericana.

Su principal obra es "Rayuela", una novela totalmente innovadora y rompedora que abrió nuevas puertas al modo de hacer literatura y que al principio no fue entendida por todos, convirtiéndose más tarde en una clásico. Otras obras suyas relevantes son "Historias de cronopios y de famas", "La vuelta al día en ochenta mundos", "62, modelo para armar" y "Bestiario".

Fue amigo personal de otros grandes escritores, entre los que se encuentran Pablo Neruda, Octavio Paz, Lezama Lima, Carlos Fuentes y Alejandra Pizarnik. Era admirador de la obra de Jean Cocteau (le gustaba en especial "Diario de una desintoxicación"), los poemas de John Keats y los libros de Jorge Luis Borges.

Julio Cortázar falleció el 12 de Febrero de 1984 en París (Francia).


- Fue un lector y escritor precoz. Su estado de salud cuando era niño le obligaba a estar en cama durante largas temporadas e hizo de la lectura su modo de pasar las horas. Antes de los diez años ya había leído a varios de los clásicos y había escrito varios cuentos y un primer borrador de novela.

- Aunque sus textos más populares son cuentos y novelas, escribió también bastantes poemas e incluso letras de tangos.





“Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”
― Julio Cortázar




Frases de Rayuela


Ya para entonces me había dado cuenta de que buscar era mi signo, emblema de los que salen de noche sin propósito fijo, razón de los matadores de brújulas.


Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.


Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.


Detrás de toda acción hay una protesta, porque todo hacer significa salir de para llegar a, o mover algo para que esté aquí y no allá, ... , es decir que en todo acto está la admisión de una carencia, de algo no hecho todavía y que es posible hacer, la protesta tácita frente a la continua evidencia de la falta, de la merma, de la parvedad del presente.


Lo que pasa es que me obstino en la inaudita idea de que el hombre ha sido creado para otra cosa.


¿Qué pensaba Cristo en la cama antes de dormirse, che? De golpe, en la mitad de una sonrisa, la boca se te convierte en una araña peluda.


Usted es como una reina de barajas para mí, toda de frente pero sin volumen.


Para mí, entonces no es hace mucho. Entonces es lejos, muy lejos, pero no hace mucho.


Es raro cómo se puede perder la inocencia de golpe, sin saber siquiera que se ha entrado en otra vida.


Pero en el jazz como en cualquier arte hay siempre un montón de chantajistas. Una cosa es la música que puede traducirse en emoción y otra la emoción que pretende pasar por música.


Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas.


Es justo que uno le diga a un hombre cómo ha vivido, si lo quiere. Hablo de vos, no de Ossip. Vos me podrías contar o no de tus amigas, pero yo tenía que decirte todo. Sabés, es la única manera de hacerlos irse antes de empezar a querer otro hombre, la única manera de que pasen al otro lado de la puerta y nos dejen a los dos solos en la pieza.


...después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás.


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. (Fragmento del capítulo 7)


Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las anillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias. (Capítulo 68)